miércoles, 20 de julio de 2011

Libertinos - Prisioneros

Encontraron los cuerpos sin vida tumbados en la cama de un hotel de dos estrellas en el centro de la ciudad. Dos cuerpos: Christian y Sandra, mi Sandra. Dislocados por inseguridades basadas en confianza repentina, ilógica.
Mantenían una posición muy cómoda revelando el previo acto sublime que reprodujo gemidos cortos y escalofriantes. Todo un festín de punta a punta.
La gente cree que desconfiar de alguien es una mala estrategia, un mal movimiento que crea escudos permanentes con reflejos precisos y certeros en situaciones que atentan contra corazones ochenta por ciento diablos y veinte por ciento ángel y viceversa, pregonando el bien común.
Aquel día en el hotel, fui libertino.
Me mira, lo miro, nos mira, nos miramos todos. Sandra esta noche se ve riquísima y Christian también lo está con esos jeans ochenteros con flecos delatando las clases de spinning por las mañanas. Yo impresentable como siempre.
No me atrevo a acercarme a Christian, mucho menos iré por los dos esta noche sabiendo lo cobarde y desafortunado que soy en los flirteos. Mejor seguiré fumando.
Cuando fumo siento más frío, me pongo nervioso, me bloqueo, pero me gusta porque mientras esa llamita se acerca coqueta al filtro me siento vulnerable, como la primera vez cuando mi cuerpo dejó de ser sólo mío.
Sandra está con un grupo de amigos: Laura la tetona, Dámaris la ruca, Mirella la del nombre ‘’chonguero’’ pero de fama reservada y Juanpi, un buen chico con aires de marica descarado.
Christian se acerca, me levanta la ceja y me pregunta si iré por Sandra, le respondo que no y le pregunto por qué, porque hace rato que te veo calentando el vaso, haciéndola larga y quemando más rápido el pucho mientras miras a Sandra me responde, no, no es nada, no pasa nada le respondo, pero por qué tu me mirabas también le pregunto, animándote para que te le lances pues tío me responde, y yo que creí que estaba interesado en mí, casi caigo en una situación embarazosa, menos mal no indagué más.
Christian mira con más interés a Sandra, se le ha clavado. ¿Desde cuándo conoces a Sandra? me pregunta, desde hace un par de meses, desde que empezó el ciclo le respondo.
Yo estoy en el otro salón, es por eso que no la veo tan seguido. ¿No la ves tan seguido? pregunto; no, no la veo; ¿estamos hablando de lo mismo? vuelvo a preguntar; jajaja se ríe, qué pendejo. Por cierto, sé quién eres Christian, así que no tienes porque decirme en qué aula estás, te veo pasar casi todos los días por la mía con tu flaca después de clases. Oye, hasta te he visto comértela detrás de los baños de la canchita, así que tan desconocido no eres, no podrías, eres el modelo en los comerciales de la ''uni'', ¡por Dios!
-Es cierto, eres muy observador. Mi vida universitaria es muy relajada, tengo privilegios por esas apariciones de mierda en esos chuscos comerciales. Mi viejo cuando los vio creyó que era maricón y que ya me vaya saliendo del clóset por eso, sólo por salir así, imagínate, la cagada que sólo por eso ya sea cabro, ¿la cagada no?
-Sí, algo. Christian Doig Miranda de rosquete, jajaja no te quedaría mal, serías una leyenda en la ''u''.
-Espera, espera, espera. ¿Una leyenda? El que la tiene más fácil de llegar a serlo aquí eres tú, ahora me toca hablar de ti –se alistó a decir-. El puto eres tú. Yo también te he visto detrás de los baños de la canchita y no necesariamente comiendo a alguien mi buen compañero.
-Mmm… ¿fumando?
-Anda ‘’weón’’, no te hagas, te he visto con ese otro rosquete de Literatura.
-¿Entonces por qué esperabas que aborde a Sandra?
-Pues fácil, quería cagarme de risa.
-Qué pendejo.
-Es más, le hubiese pagado a Sandra para que te seduzca y ver tu reacción, ver cómo te muñequeas.
-No me parece gracioso, yo también sé algo más de ti.
-Uy a ver a ver, lánzate Santi.
-Nunca la hiciste con Sandra a pesar que te cagabas por ella.
-¿Qué? ¿Quién te ha dicho eso?
-Obviamente no te lo diré, no seas apurado. Sólo sé que nunca te la comiste, es más, quisiste comprarla pero nada pues…
-Hablas ‘’wevadas’’ maricón.
-Tranquilo Chris, no es nada, sólo hablábamos de ‘’wevadas’’ como dices tú.
-Son ‘’wevadas’’ pues, yo podría cogerme a esa puta cuando se me antoje, donde sea, así que no sé de donde mierda sacaste que nunca la hice y por la…
-No tienes que decirme nada muchachón, eso ya fue, si dices que te la agarrarías cuando quieras, pues te creo. Ya pásame el pucho.
-Anda mierda, ¿te burlas de mí no?
-¿Soy tan evidente? Jajaja.
-Te lo puedo probar ahora mismo y eso sí, escúchame, cuando lo haga quiero que lo soples por toda la ‘’U’’, que todos sepan que me tiré a esa pendeja de mierda que se da aires de ‘’choteadora’’. Así como eres un cabro loco por el chisme, así hazlo esta vez también.
-Ya déjalo, no es necesario eso, además estás picado y empinchado, así no vale.
-No estoy borracho ‘’weón’’, así que normal, vamos, verás cómo cae la santurrona esa.
-Estás muy decidido, supongo que es lo que quieres de verdad, así que pues vamos, yo te sigo.
Caminamos hacia el grupito farandulero de la prestigiosa universidad local. Lo hicimos lento, en todo el camino yo viendo su espalda. Hubo un momento en el que pareció tambalear dándome opción a tocarle la espalda con mi mano derecha simulando alentarlo para su presunta egocéntrica victoria en contra de su discutible fama ‘’cheroca’’.
-Espera Santi, ya me orino. Un toque, ya vengo.
-¿Y yo soy el marica?
-No ‘’weón’’, en serio me orino, ya vengo.
Le creí ciegamente, de hecho sólo le creí porque me convenía hacerlo. Mientras él se repetía ser el más papi de todos y tenerla más grande que un camerunés frente al espejo, me le acerqué a Sandra y la saqué del grupo.
-Ya está –le dije.
-¿Seguro? Porque no quiero que nada la cague esta vez.
-No, está bien, dice que la hace sí o sí.
-No sé Santi, ya se ha escapado un par de veces, no quiero que pase lo mismo, quiero estar segura. ¿Qué apostaron?
-Nada.
-¿Por qué nada?
-Lo mío es más que una simple apuesta, es algo que se recordará por algo más complejo que el puto dinero, no tenemos eso en común Sandra.
-Mmm… Lo que tú digas entonces. ¿Dónde nos encontramos después?
-No nos encontraremos ni nada por el estilo, después de eso cada uno se safa como pueda.
-Ya, bueno entonces así quedamos, ya muévete que ahí viene.
Christian me hizo una señal para juntarnos e ir por el objetivo, para mí fue la segunda vez.
-Sandrita, linda, ¿qué tal? No te veo desde los parciales.
-Hola Chris, sí pues, lo que pasa es que Zurita nos dejó una ‘’mono’’ bien cargada para el próximo jueves y los muchachos y yo hemos estado en eso.
-Hola –me metí.
-Oh, lo siento, Sandrita, te presento a Santiago, va a la ‘’U’’ también, está en sexto de Comunicación.
-Hola, nunca te he visto. ¿Estudias con Fiorella Alcántara y Marcio Valverde?
-Sí claro, Marcio está en mi grupo del trabajo final. A Fiorella no le hablo mucho, ella es de otro grupo, en realidad me cae pesada.
-Tranquilo Santi, Fiore es la prima de Sandra.
-¿En serio? Uy sorry de verdad, no sabía.
-No, normal, ni a mí me cae, así que te lo paso.
-A mí tampoco me cae tu Fiore, es recontra alzada.
-Ya no abuses pues Chris, a tu amigo se lo paso porque no sabía, ya tú lo haces de pendejo.
-Jajaja, es cierto pero ya qué mierda, podríamos juntarnos para hacer un grupo anti Fiore.
-Tentador –me atreví a decir.
-¿Por qué mejor no hacemos otra cosa juntos? Miren ahí está Javier Ojeda, ¡vamos vamos!
Nos cogimos los tres de las manos, muy entrelazados como si el ‘’inicio de’’, se estuviese cocinando y el ‘’final de’’, apagando. La música empezó, la gente se movía al buen beat ochentero inolvidable y pegajoso, los brassieres en mano de algunas chicas que golpeaban las úvulas al ritmo y carraspeo de la canción.
El osado Christian jaló a Sandra y la apretó a su cuerpo. Sandra sacó algo de su bolsillo, lo abrió y con su delicado índice tocó la nariz de Christian, lo mismo hizo conmigo y finalmente ella.
-Ven Santiago, acércate, es la inauguración de la disco, saquémosle la mierda –propuso la adorable Sandra.
Me acerqué y logré ser apretado por ellos, se sentía rico, no el apretón, sino lo que me metió Sandra por la nariz. Sandra acercó nuestras cabezas y preguntó qué es lo más cagón que hemos hecho hasta la fecha.
-Hice abortar a dos ex –respondió apresurado Christian.
-¿Tú? –me preguntó.
-Mmm, se la chupo a mi primo desde los quince.
-A la mierda, que rosquete eres carajo –dijo Sandra mientras Christian hacía una mueca de asco.
-¿Y tú? –le pregunté.
-Empujé por las escaleras a mi chacha –declaró muy fresca.
-¿Qué? ¿Por qué? –estaba confundido.
-Por chora pues, la chola de mierda esa se cogió unos aretes que me regaló Franco, un ex. Según ella, la aspiradora se jaló los aretes. Pendeja de mierda, encima ni se murió.
Con eso me quedó claro que Sandra, mi Sandra ya no lo era tanto, que si intenté ser sincero, completamente sincero, fue por ella, para que me acepte con todo lo que tuve, por como fui, después de eso había quedado como el más marica de todos, ante ella y el más popular de la ‘’U’’. Ahora sería mi palabra contra las de ellos.
-No pongas esa cara Santi, sólo se dio, además eso no me sentencia a nada. Todo lo que hayamos dicho acá, queda acá, ¿cierto Chris?
-Sí, claro, claro, acá nomás.
Pareció que ellos tenían un plan, que yo era la víctima. No sabía contra quien ir primero, si por Sandra o Christian, debía ser calculador desde ese momento. Me sentí prisionero.
Sandra sacó más droga en forma de cápsulas e intentó hacer lo mismo, dárnoslas sin preguntar antes.
El confiado Christian se la tragó, y yo no, al tener un problema desde niño: no poder pasar las pastillas, así que ese defecto resultó ser muy útil y con un poco de habilidad, escondí la cápsula bajo mi lengua para luego escupirla.
-Esto se quedará entre nosotros Santi, no te ‘’paltees’’ –repitió Sandra soltando mas palabras con ritmo- ‘’Calla y que el secreto nunca salga de nuestros labios, de nuestros labios, mordiendo la manzana sellamos este pacto, es mágico, esto más íntimo’’.
-‘’Y te preguntas por qué doy tantas vueltas, soy un poseso, estoy prisionero, no me conozco, algo dirá de mi…’’ –agregó Christian con el regreso de sus tambaleos.
-‘’Escúchame cómo voy a explicarte que algo dirá de mí, que algo dirá de mí’’-interrumpió ella.
Creí conveniente no quedarme lelo ante declaraciones calentonas guiadas y fluidas por unidades tóxicas, por el clima, por el ambiente sexual y calentón haciendo difícil mi respiración.
-‘’Sin tomar aliento estoy, rodeado de calor, ¡escucha! tengo que respirar y respirar. Sin tomar aliento estoy rodeado de calor ¡escucha! tengo que respirar y respirar’’ –me fui alejando de ellos. Era sofocante, euforizante, me estaba perdiendo pero a la vez liberando de mis dudas, mis inquietudes sobre una decisión. Ya la tenía así que no debía ser un mal jugador en esta partida doble de ida y vuelta donde no sabía quién era el visitante. Seguía dando vueltas.
-‘’ ¡Para! mírame a los ojos y toma mis manos, coge mis manos, no te preguntes por qué das tantas vueltas, no te conoces, estas prisionero, algo dirá de mi algo dirá de mi. Sí, sí mierda’’-grito orgásmico por parte de Sandra sujetando nuestras manos y electrificando nuestro entrepierna. Lo estaba logrando, nos calentamos mucho. Chris le cogió el culo y la apretó más hacia su cuerpo, yo hice lo mismo pero con sus tetas, muy suaves con el pezón paradito.
-Me ahogo, puta madre qué calor, ya vamos –sugirió Sandra.
-Sí, carajo me están sudando las pelotas –apoyó Christian.
-Ya era hora, me duele la cabeza, esa mierda que me diste creo que me cagó Sandra –le dije.
A duras penas pudimos salir del antro, estaba repleto, infestado de ‘’cacheritos’’ locales prestos a usar los baños.
-Llévenos al ‘’Moonlight’’ tío, en la ocho de Las Pirámides –ordenó Christian a un taxista, subimos.
Llegamos al hotel y sin perder la vista en los movimientos de Chris, lo seguimos. Él se adelantó a recepción y aproveché para hablar sobre los últimos retoques del plan con Sandra. Ella pareció no estar tan centrada en eso, porque ni me miraba, sólo sonreía y me pareció muy extraña esa actitud, me malhumoraba verla así. Seguía con la idea de que ella tenía un nuevo plan con él y me cagarían a penas me descuidara.
Maldita sea, me obligaban, me obligaban, me obligaban.
Entramos a la habitación. Por políticas del hotel, más de dos personas obligaban automáticamente a pagar por una ‘’double room’’ a pesar del intento de soborno por parte del ‘’machote’’ Christian.
-Qué rica cama Sandrita, ¿nos adelantamos?
-Pero esta vez trátame bien Christian, no como la vez pasada.
-¿Qué pasó la vez pasada? –pregunté.
-Nada, nada y ocúpate en algo que tardaremos –dijo él mientras se quitaba los bóxers. Se acostó y llamó a Sandra que también se desnudaba frente a nosotros.
-Pero tomemos algo antes de seguir, brindemos por esta noche de placer, de libertad, jajaja –Sandra.
-Está ‘’quemadasa’’ esa tía –me dijo Chris mientras calentaba tocándose.
-Sírvenos Santi y ya joder, acércate, ¿qué haces ahí sin hacer nada? –pregunto Sandra.
-¿Nada? Déjalo que se quiere meter un pajazo. Jajaja. Y apúrate Sandrita, un par de polvos al toque antes que me quede ‘’jato’’, me siento un poco mareado.
-Ya escuchaste Santi, sírvenos –Sandra haciendo la mueca para convertir la copa de Christian en un somnífero, sólo que esa vez, yo decidí que fuese su última copa, la misma suerte con la copa de ella, la cagona, la que ya no era nada mío, la maldita pendeja que a pesar que me mandaba muecas, también se las mostraba a Christian. Nadie debería ventilar mis preferencias, mis secretos ni mis exhibiciones de dudosa reputación, no lo iba a permitir.
Le serví lo mismo a ambos, con multiplicadas gotas suficientes para no despertar. Esa fue mi decisión, y si yo no la respetaba, ¿entonces quién?
Llevaron las copas a sus cachondas bocas, se bebieron todo mi poder, mi incomodidad y mi furia hacia ellos. No creo arrepentirme, hoy en día no lo he hecho.
Sandra tiró la copa, y bajó la cabeza para hacerle oral a Christian. Él obviamente lo disfrutaba, jalaba de los cabellos a Sandra por cada buena lamida. Ella lo hacía majestuosamente y sólo me quedaba esperar.
El primero en caer fue Christian, más bien creo que lo que lo ayudó a caer fue su hinchado ego, lo dejó seco, trapo, una piltrafa. Sandra escuchó caer la segunda copa, miró hacia arriba, volteó, me sonrió y dijo: Ya es hora Santi, sácala. No, no es hora, aún estás viva, le dije. ¿Qué has hecho? Me habló a duras penas sosteniendo su cuerpo por la zona púbica de Chris. Vi esa mirada agotada, creo haberla liberada de ella misma, de mi, de todos. Cayó también, cambié nuestro plan de tomar fotos comprometedoras para chantajear a Christian por mi plan que era eliminarlos.
Salí del hotel, miré a todas las direcciones, caminé y caminé. Regresé al antro, me senté en la primera barra, ya no había mucha gente. Juanpi, el marica descarado, se me acercó, se sentó a mi lado y me preguntó que hacía ahí, a dónde había ido. Le respondí que había ido a decidir qué sería de mí en los próximos veinte años.
-¿Y qué decidiste? –preguntó.
-Ser libertino.
Me miró de pies a cabeza.
-¿Quieres algo de tomar? Te invito.
Lo miré de pies a cabeza.
-¿Por qué no?

No hay comentarios: